Muchas personas viven tan atrapadas en las actividades cotidianas que muchas veces pasan por alto lo que de verdad está sucediendo en su realidad inmediata.
Se vive en un eterno círculo vicioso que no deja ver las cosas como son y que inhibe el paso a la meditación y reflexión.
Una rutina diaria es llamada así debido a que se trata de una serie de actividades que se realizan periódicamente a lo largo de la semana y que no está sujeta a cambios; es el mismo ritmo de vida que se lleva día a día que pasa desapercibido cientos de veces debido a la costumbre.
Sin embargo, cuando llega el final de la semana luego de haber llegado a cabo todas las actividades demandadas por diferentes motivos, te has preguntado alguna vez, ¿De verdad me siento bien con lo que estoy haciendo?
En muchos casos, la razón por la cual cientos de personas sienten vacíos en sus vidas es porque generalmente no se toman la molestia de examinar todo con detenimiento, pues se ven ahogadas en el mar de la costumbre.
No obstante, cuando una persona finalmente es consciente de estos espacios incompletos en los pensamientos de sus noches es que se toma el tiempo de analizar si de verdad se siente bien con el estilo de vida que está llevando.
No es una novedad que muchas personas no se sientan realmente cómodas o felices con la vida que llevan y que en algún aspecto desearían que cambiara.
En este post hablaré un poco sobre la temática de “qué es sentirse bien” y “cómo lograrlo”, puesto que a veces es necesario tomarse un respiro para decidir qué es lo mejor para mí.
Veamos entonces de qué se trata todo esto:
¿Qué es lo que sucede?
Temas
¿Alguna vez has notado que al llegar el final del día hay mucho cansancio, poca satisfacción y una sensación amarga e infinita de que algo falta?
Bueno, éstas pueden ser señales que indican el acomodarse a una mala situación que deteriora la salud emocional de una persona.
Generalmente todo lo que una persona hace es en aras de tener una vida satisfactoria y plena, y cuando esto no sucede es que se buscan alternativas para conseguirlo.
Hay que tener en cuenta, también, que cada persona tiene su propia perspectiva del mundo y diferentes maneras de interpretación de la vida. Es por esto que uno de los primeros pasos para llegar a sentirse bien es identificar cuáles son las cosas que hacen que uno se sienta así.
No a todas las personas les gustan las mismas cosas; al contrario, lo que para una persona puede ser tortuoso para otra puede ser gozoso.
Una vez se haya identificado aquello que produce goce, puede analizarse si algo de esto sucede en algún momento del día y de las actividades realizadas, o si la vida está llena de obligaciones y deberes que poco contribuyen al bienestar propio.
Lo que me puede hacer sentir bien
Cuando se tiene identificado el problema, lo que resta hacer es buscar soluciones. Cabe resaltar que la idea tampoco es salir de estas obligaciones y deberes mencionados anteriormente, pues la vida no puede estar basada sólo en el ocio y la diversión.
Parte del sentirse bien está en encontrar un balance entre lo que se quiere hacer y lo que se debe hacer; saber cómo hacer una cosa sin descuidar la otra.
Se dice esto porque una vida cargada de trabajo al final genera mucho estrés por la cantidad de asuntos que hay que cumplir y tener una vida sin obligaciones por mucho tiempo desemboca en un dicho popular en el que se dice que “Hacer nada aburre”.
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Teniendo en cuenta que ahora vivimos en un mundo que demanda infinidades de cosas, podría resultar complicado hallar este balance, aunque no es imposible. A veces es cuestión de distribución y organización, por no decir que se trata de la mayoría de los casos.
Cuando se establece ese punto en el que no se trabaje demasiado pero tampoco se descanse en exceso podría evidenciarse un “sentirse mejor” en comparación con una vida pesada sin mucha variedad.
Por otro lado, parte del sentirse mejor está también en cómo una persona se conserva, qué tanto cuida de sí y los hábitos que tenga.
Si la persona no se descuida a sí misma y sabe cuáles son sus prioridades en todos los aspectos de su vida está mucho más propensa a sentirse realmente bien.
Además, llevar a cabo una vida sana mucho depende en qué hábitos tengo para mí en mi vida: si estos hábitos perjudican a mi cuerpo de una manera u otra difícilmente me podré sentir bien.
Lo mejor será mantenerse alejado de los tipos de hábitos que sabes que te hacen mal y te deterioraran sin darte cuenta, pues las consecuencias no se ven a corto plazo.
Un último aspecto fundamental en el sentirse bien es tener una mentalidad abierta a diferentes posibilidades.
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Cuando una persona está cerrada a posibles cambios en la vida, no necesariamente grandes, está cerrando muchas puertas donde quizás encuentre lo que busca. Evidentemente puede ser preferible marchar sobre lo seguro porque ya se conoce, pero se está haciendo a un lado que un lugar desconocido puede ser la mejor opción.
Con esto en mente, vemos que lo importante es encontrar la raíz del problema para empezar a tratarlo; acto seguido, indagar sobre las posibles soluciones que sólo tú sabes que pueden ser efectivas para un sentirse bien; y, finalmente, poner en marcha lo decidido sin cerrarse a nuevas posibilidades.
Siendo así, verás cómo la calidad de vida mejorará en la medida en que se encuentre un balance justo entre necesidades y deseos. El resto dependerá de poner en práctica lo que creas que es mejor para ti, al fin y al cabo lo más importante es cómo te sientes, no cómo te desgastas por cumplir.
Ahora te pregunto ¿Qué haces o cómo haces para sentirte bien?
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